Pocas modelos tienen ese aire de
Sofisticación y clase como
BETTINA
#BETTINA
#LADYLOOK
En los años 50 ella era sin duda,
la reina de la sofisticación
y el glamour.
En unos tiempos en los que las
calidades de los materiales SI
tenían mucha importancia
y se valoraba mucho más la calidad
que la cantidad
Pura Inspiración,
en este POST he recopilado sus
mejores fotos con Sombrero.
Creo que sin duda es el complemento
estrella de este Invierno,
y de los pasados años 50 ni hablamos...
Creatividad y Arte.
Fuente: Carlos Alcelay (MujerHoy)
Observando las imágenes de la francesa Bettina Graziani
se llega a entender la razón de que Dior,
Givenchy, Valentino y Jacques Fath se
sintieran fascinados
por su rostro expresivo más que bello,
de una
elegante naturalidad que hacia terrenales los diseños más exquisitos
sin
que perdieran su poder de seducción. Hollywood la quiso, pero ella no
quiso al cine,
ni a Coco Chanel cuando la diva de la aguja le abrió las
puertas de su atelier.
Sin embargo, no pudo resistirse a la docena de rosas rojas
que el príncipe Aly Khan le mandó cada día
hasta hacerla primero su amante y luego, su prometida.
Quien reinaba
desde las portadas de 'Vogue' o 'Life',
entonces lo hizo también desde
las crónicas del 'gotha'
como la mujer que reemplazaría a Rita Hayworth
como princesa consorte.
Jacques Fath, el joven prodigio que protagonizaba el resurgir
de la
moda francesa tras la Guerra Mundial, le hizo una oferta
que no pudo
rechazar: sería su primera modelo
y la llevaría con él a Estados Unidos.
En una entrevista en 'Interview Magazine',
(Simone Graziani) BETTINA
recordaba divertida su estresante inmersión en la alta costura:
«Todo el mundo terminaba llorando en los probadores en un desfile.
Las modistas lloraban si creían que habían estropeado un vestido;
las
maniquíes lloraban si un diseño que iban a lucir se lo daban a otro
chica,
y el director del desfile lloraba si había alguna marca en un vestido.
Y luego estaban los clientes groseros que hacían comentarios
desagradables cuando pasábamos».
Bettina y el Amor...
Por entonces visitaba Hollywood con frecuencia para acompañar
a su nuevo novio, Peter Viertel, un conocido guionista que la introdujo
en los círculos frecuentados por Bogart y Bacall, Elizabeth Taylor
o Ernest Hemingway.
La cámara la amaba, ¿cómo no iba a hacerlo la gran pantalla?
Esa idea
llevó a la 20th Century Fox a hacerle una oferta para una película.
La
rechazó. Su pasión era otra y estaba en París.
Sin embargo, ni siquiera
la moda podía competir con su deseo más íntimo:
casarse de nuevo y
formar una familia.
Los medios sociales convirtieron el romance entre la modelo
y el príncipe Aly Khan en la noticia del año 1955.
Más aún cuando Bettina decidió abandonar su carrera por él.
Leyendo su autobiografía se percibe que tuvo que renunciar a más:
«Cuando me miraba al espejo, a veces me costaba reconocerme.
¿Dónde
estaba Bettina, la maniquí que vivía en la vanguardia?
La Bettina que
veía volvía a tener el pelo largo
y se ponía vestidos mucho más
decorosos de lo que la moda dictaba.
Pero aceptaba lo que veía en el espejo de buen grado,
porque sabía que era así como Aly me quería».
Fueron cinco años alejada de todo, excepto de él.
La boda estaba
programada cuando ocurrió el accidente
de coche en el que murió el
príncipe (1960). Ella iba a su lado.
Resultó con heridas leves, sin
embargo, poco después, perdió al bebé que esperaba.
El libro en el que
Bettina cuenta su historia concluye
con ese episodio trágico y una frase
que revela una personalidad sumisa:
«Amar y comprender a un hombre es la única forma
de sentirte en armonía con tu destino».
Bettina sin duda ha tenido una vida
digna de una novela.
Larga vida al Sombrero y a Bettina
xoxo
I love Melita
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